“Nuestro cerebro es un órgano complejo y maravilloso, el que ha evolucionado a través de los tiempos logrando adaptarse a las necesidades del entorno, con el fin último de resguardad nuestra integridad al menor costo posible (me refiero a costo en energía y no a bitcoins)”.
En dicho sentido nuestro cerebro automatiza la mayor parte de las actividades que realizamos, buscando de esta forma anticiparse o predecir que lo que viene, clasificando lo que ve, con muy poco interés en cambiar el curso de nuestros actos, (ya que esto significa un alto consumo de energía).
En este escenario aparecen temas o situaciones, que si estás atento pueden hacerte sentido en esta época que vivimos.
¿Has escuchado hablar del efecto paradigma? Este plantea que, debido a nuestra estructura y formación mental, tendemos a rechazar lo que no se enmarca en nuestras costumbres o aquello que no nos es convencional. (¿te suena eso a lo que ha pasado en un país cercano en los últimos meses?).
Al respecto, es habitual que ajustemos la información que recibimos del medio (léase redes sociales y otras alternativas) a nuestros arquetipos mentales y pautas explicativas, rechazando todo lo que no se ajusta a nuestra forma de pensar o lo que no nos resulta cómodo. ¿Me explico? Dejamos de ver lo que no coincide con nuestra forma de pensar.
“Somos lo que pensamos”. El problema es que no siempre sabemos lo que pensamos, es más, a nuestra mente no le importa si lo que ingresa a través de nuestros sentidos es verdad o mentira, solo importa o le que es relevante, lo que se ajusta a lo que creemos o tenemos cómo paradigmas.
Entonces cual es la invitación…… seamos conscientes y tratemos de pensar en lo que pensamos, para que no dé lo mismo “si es verdad o mentira”.
Optimismo en tiempos de incertidumbre
La poca certeza, las grandes variaciones de la vida cotidiana, así como la gran cantidad de información circulando hace que cada uno presente razonables dudas respecto de poder ser realmente optimista en torno al futuro que nos espera a todos. En dicho sentido, ya se aprecian bajas sostenibles en las tasas de natalidad y qué decir de los matrimonios que ni si quiera se pueden celebrar como es debido.
En este escenario ¿es posible ser optimista?
Vamos por parte, primero qué entendemos por ser optimista, revisando varias definiciones, hemos concluido que es la capacidad que tenemos de enfrentar las dificultades, teniendo en cuenta que son temporales y siendo conscientes que, para superarlas, debemos poner de nuestro esfuerzo. Asimismo, también hemos podido aprender que se puede cultivar y mejorar con algunas prácticas saludables.
Entonces, qué hacer…….
- Dejar de considerar tanta información sin sustento y cuestionar los pensamientos negativos, que no conducen a buenas cosas.
- Cultivar el sentido del humor, la risa, aunque sea fácil, ayuda a activar nuestro cerebro.
- Ser compasivos con los demás y especialmente con nosotros mismos, lo que implica mirar y mirarnos con una disposición de aceptación, de amor, evitando el constante juicio y la crítica.
- Cultivar la bondad, entendida como hacer el bien, lo que no necesariamente es dar un riñón, sino hacer pequeños actos de bien para otros (un saludo, un cumplido, una ayuda desinteresada).
En definitiva, en estos tiempos de incertidumbre, podemos tener una disposición más activa que nos permita poder adaptarnos de una manera saludable, contribuyendo con ello a cultivar nuestro optimismo y bienestar
Gestión de Cambio, algunas consideraciones
Gestión de Cambio (positivo)
Transformación digital, procesos de trabajo, reorganización, sistemas de gestión, dietas a nivel personal, o tomar la decisión de hacer ejercicios etc., son temas comunes que hoy personas y empresas ven como cotidianas.
En el ámbito organizacional, un cambio positivo es cualquier transformación en el diseño o en su funcionamiento, que la afecta o beneficia -a su totalidad o parte de ella-. En este escenario, los líderes comprenden, que el ambiente competitivo y las modificaciones en el entorno de trabajo requieren de transformaciones, avances o mejoras, que de no hacerse limitan o hacen peligrar el cumplimiento de metas y con ellas muchas veces, las fuentes laborales.
El Líder debe reconocer cuándo necesita generar cambios. También debe saber cómo orientar a su organización por el no siembre fácil proceso de transitar por el cambio, independiente de la envergadura de éste, ya que no siempre las modificaciones en la operación deben ser “grandes o relevantes” para que nos veamos afectados por una mala implementación de un proceso de cambio.
En el sentido indicado, gestión de cambio es encargarse de dar propósito y lógica a los procesos de transformación o cambio que se viven en las organizaciones de cara a las personas que las integran. La gestión de cambio considera el factor humano que acompaña de manera importante al liderazgo y los aspectos técnicos en un proceso de transformación, triada que muchas veces es pasada por alto.
Gestionar un cambio positivo, según variados autores, es un tránsito que deben recorrer las personas y por ende la organización, desde un estado inicial -que se pretende mejorar-, a uno ideal o esperado, que promete y ofrece mejores condiciones y posibilidades para todos.
Desde la neurociencia, un cambio positivo requiere dosis apropiadas de estrés, suficientes para movilizar desde el deseo por el cambio y no tanta que impida una apropiada evaluación y análisis de los significados, razones y beneficios del cambio en cuestión.
Algunas condiciones adicionales que deben estar presentes para avanzar en este cambio positivo son:
• Objetivos claramente definidos y alcanzables.
• Evaluación de experiencias pasadas y presentes que pueden afectar nuestras creencias respecto de capacidades y habilidades para el cambio.
• Apropiado nivel de energía, focalizada en la estrategia para el cambio, generando atención.
• Capacidad para vetar, es decir, para detenerse y objetar desde el propio sistema de valores y deseos personales, aquellas prácticas o acciones que se alejen del bienestar, la calidad, la salud o en general, de las metas que se pretendan alcanzar. (piense en un rico pastel que aparece durante una dieta).
• Un sistema que reconozca y fomente los avances o éxitos, en este tránsito a una meta superior.
Y tener consideración a nuestras pautas explicativas, o cómo interpretamos los hechos a partir de estímulos percibidos e interpretados por nuestro cerebro. (piense en un hábito, que es difícil de cambiar, para lo cual muchas buscamos, y encontramos, evidencia para confirmar lo que queremos defender o resistir).
Un proceso de cambio requiere conocer el cambio, hacia dónde vamos y cómo me afecta o beneficia; querer el cambio, identificando las bondades o beneficios para mí y mi entorno; saber hacer las actividades necesarias para cambiar y tener un entorno que favorezca el cambio con prácticas de reconocimiento o consecuencias que favorezcan el nuevo escenario.